Una vivencia sanadora desde el abrazo a la Cruz
Águeda, una mujer trabajadora y madre de familia, con residencia en Madrid, nos comparte su reencuentro con la fe y el amor misericordioso del Padre, tras ser diagnosticada de ELA (Esclerosis lateral amiatrófica) una enfermedad neuromuscular degenerativa, que no ha logrado borrar su sonrisa . Puedes ver también sus vivencias en su blog "Reflejos del alma"
Me llamo Águeda, estoy casada y tengo tres hijos
estupendos. He sido educada en la fe católica y, durante toda mi infancia y
juventud, he sido cumplidora con las costumbres de mi fe. Pero nunca he vivido
la religión como algo vivencial; creo que en toda esa época nunca recé con el
corazón al Señor. Eso de Santa Teresa de “tratar de amistad con Aquel que
sabemos que nos ama” no lo he experimentado en ese periodo de mi vida ni una
sola vez. Por eso, mi corazón estaba abierto a casi cualquier cosa que el mundo
me propusiera. No tenía argumentos sólidos para defender mi fe frente a
agresiones como pueden ser cuestiones morales como el divorcio, los
anticonceptivos, el aborto, etcétera.